Vivimos en un universo que tiende al caos. Para armonizarnos con nuestro habitat no podemos pretender comunicarnos solamente con un lenguaje lógico, estructurado y rígido, esta no es la naturaleza esencial del universo.
Hay que aprender (reaprender, porque en realidad es algo que ya sabíamos) a comunicarnos con lenguajes simbólicos, con la metáfora, con la poesía, con la danza, con la música, estos lenguajes permiten el sinsentido, permiten el caos, permiten los opuestos, lo contradictorio. Espacios de comunicación donde se pueda incluir el todo en cualquiera de sus partes. Lenguajes no excluyentes.
Estas vías de comunicación son los que acceden al código con el que está hecho todo.

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